Adiós

Hasta nunca, niño rubio... Vuelve al Infierno, ese del que nunca deberías haber salido. Ahora no puedes cojerme, estoy en un lugar seguro... tú mismo me diste la clave para no volver a verte. Y no puedes cojerme... no en un sitio en el que esté ella.
No soy esa persona fría que insististe en que fuera. No sirvo para el odio ni para la guerra, cada poro de mi cuerpo la llama y tiene grabado su nombre... el amor es mi bandera; y su nombre, mi destino.
Te escribo desde un lugar seguro e inaccesible para ti; te escribo desde la felicidad... tú nunca has podido entender lo que significa, ni nunca lo podrás entender. Sólo espero no volver a verte nunca y que seas sólo una sombra en el mar de los recuerdos amargos. Tus ojos te delatan: tienes miedo a no ser nada, a ser sólo una imagen gris, inútil y vieja. Tienes miedo a la soledad, e intentas arrastrar a todos a los que atrapas al mismo pozo oscuro en el que vives para no sentirte tan sólo, para hacernos grises e infelices como tú lo eres. No puedes cojerme Dereck, soy más fuerte que tú. Tengo algo que tú jamás tendrás, tengo ilusión y esperanza. Creo en un mañana mejor, y no voy a limitarme a consumirme mientras veo pasar el tiempo. No soy como tú...
Espero que jamás volvamos a encontrarnos, y espero que tus cicatrices te recuerden que pude una vez contigo, y podré tantas como ella me aliente y me dé alas. No te deseo nada malo; simplemente, que te alejes de nosotros y no vuelvas. Por aquí nadie quiere volver a verte.

Hasta siempre.