- Te conozco desde hace siete años y jamás te he visto ser feliz… No es problema de los demás, es problema tuyo… a lo mejor no es que no hayan sabido hacerte feliz sino que tú misma no sabes serlo.
"Pequeña, párate a pensar en las cosas que están mal y aplica el método científico. Para toda consecuencia hay una causa… piensa en las causas de tu desgracia."
- ¿Cuál fue mi pecado Erick? ¿Intentar volar?
- Demasiado alto. Siempre lo intentaste demasiado alto… no se puede volar cerca del sol con plumas y cera de vela. Al final las cosas caen por su propio peso… Te instauraste la duda desde siempre, empezaste a reinar sobre ella y al final fue ella quien se adueñó de ti. Te tomaste demasiado al pie de la letra El Salmo de los Desheredados. Y lo peor fue que encontraste que al dudar, acertabas. No te culpo de ello. No es culpa tuya, sino de ese malnacido, que te enseñó a tocar el sol con tus alas de cera… y acabaste cayendo al agua una y otra vez, ahogándote, de donde yo siempre tenía que sacarte. Y cuando recobrabas la conciencia después del golpe, él te esperaba fuera del agua para engañarte e instarte a intentarlo una y otra vez… hasta que se acabó cansando de jugar contigo, de jugar a engañarte. Y una vez más te saqué del agua después del golpe… pero él ya no te estaba esperando fuera.
"Entonces aprendiste que no debías fiarte de los desconocidos, como te dijeron de pequeña, y empezaste a dudar de todo el mundo. Incluso de ti misma; de mí, que nunca te he fallado. Y al enfrentarte a la realidad y dudarla, te diste cuenta de que todo el mundo miente y de que la realidad es una puta con maquillaje, que no tiene nada que ver con lo que es realmente. Dudaste de las personas, siempre al contrario de lo que aparentaban, y siempre acabaste llevando razón. Y eso te hizo desengañarte, querer olvidar esta falsedad y encerrarte en lo poco que considerabas verdadero. Jamás te gustaron las mentiras, y era lo único que recibías. Y lo que acabarás recibiendo siempre… ¿no lo entiendes? No puedes pretender buscar algo verdadero, sino acostumbrarte a la mentira.”
- No… puedo… siempre voy a dudar de todo y todos.
- Sólo de lo dudable. Si no tienes motivos, no lo hagas.
- Siempre los tengo… por eso siempre me caigo… como si lanzas una piedra a ciegas contra una cristal con la esperanza de que no le dé y el cristal siga intacto, pero siempre acabo acertándole y rompiéndolo… sería tan fácil como que dejara de tirarme piedras a mí misma, pero no voy a hacerlo… soy así.
- Romper los cristales no es malo.
- Pero duele cuando te cortas con lo que tú mismo has roto.
- Busca un cristal irrompible… uno que por muchas piedras que le tires, siga intacto. Que no tengas ni por qué tirárselas.
- Lo sé… pero me gusta cortarme…
Lo siento...
ResponderEliminarNo es sólo culpa tuya...
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